Las distracciones manuales y visuales al volante, dos de las tres categorías principales, suelen ser bastante obvias incluso para quienes las practican. Digamos que te agachas para recoger un teléfono móvil que se te ha caído al suelo después de que se te resbalara del bolsillo. No estás mirando a la carretera, sino al teléfono, y tampoco estás sujetando el volante al cogerlo. Estas son cuestiones críticas cuando se trata de conducir con seguridad.
La tercera categoría son las distracciones cognitivas. A menudo no son tan evidentes. Muchas personas se distraen sin darse cuenta.
Por ejemplo, digamos que utilizas un sistema de manos libres para hacer una llamada. Eso puede ayudarte a librarte de las distracciones manuales y visuales señaladas anteriormente. Puedes mirar la carretera y sujetar el volante mientras hablas.
Sin embargo, hay que dedicar cierta atención a la llamada. Hay que escuchar lo que dice la otra persona y descifrar lo que significa. Hay muchas pequeñas pistas sociales incluso en la conversación más informal. Nos parece que las desciframos automáticamente, pero eso no significa que no haya trabajo. Tu mente tiene que dedicar tiempo y energía a descifrar la conversación, e incluso puede que te "desconectes" mientras escuchas. Cuando eso ocurre, no estás mentalmente comprometido con la conducción de la misma manera que lo estarías si no estuvieras hablando por teléfono.
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